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Mitos de la alimentación sana

Mitos de la alimentación sana

 

En Santa Teresa creemos en la importancia de la alimentación saludable como uno de los pilares fundamentales del bienestar.

Pero no siempre son acertadas todas las teorías que circulan sobre dietas y alimentación, e incluso en algunos casos pueden dañar nuestra salud. Por ese motivo queremos desmentir algunos de los mitos más comunes en este ámbito, ¿nos acompañas?

¿Qué es realmente una alimentación sana?

Sin duda se trata de un concepto generalizado y aparentemente conocido por todos, pero aún sigue siendo malinterpretado por muchas personas, algo que resulta peligroso pues podemos considerar que nos estamos alimentando bien y, sin embargo, estar equivocados y dañando nuestra salud. 

Una dieta saludable no trata solo de seguir un régimen riguroso y limitarse a comer ciertos productos, sino de encontrar un equilibrio adecuado entre los diferentes grupos alimenticios.

Es por ello que desde Santa Teresa siempre hacemos énfasis en la dieta mediterránea, pues nos permite incluir en nuestros platos un gran abanico de ingredientes de alto bagaje nutricional como frutas, verduras, pescados azules, legumbres o lácteos, entre otros. Además, siempre apostando por la frescura, la calidad y la tradición en las elaboraciones.

Pero no hemos de olvidar que cada persona tiene necesidades nutricionales únicas y es importante adaptar la alimentación en función de estas, atendiendo a factores como la edad, la actividad física o el estado de salud.

Mitos más habituales

Existen muchos mitos y creencias falsas sobre la alimentación sana que pueden tener un impacto negativo en nuestra salud, por eso es importante investigar y obtener información de fuentes fiables antes de tomar decisiones sobre algo tan importante como es la alimentación.

Vamos con algunos ejemplos.

Es bastante habitual creer que los alimentos etiquetados como "light" o "bajos en calorías" son siempre saludables, cuando en muchas ocasiones contienen añadidos artificiales poco beneficiosos y no suelen proporcionar los nutrientes necesarios.

También es erróneo creer que es importante eliminar de forma definitiva grupos alimenticios concretos, como los carbohidratos.  Este tipo de dietas restrictivas pueden ser necesarias para casos concretos y siempre bajo supervisión médica, pero a largo plazo pueden ser perjudiciales para la salud porque estamos negando a nuestro organismo una fuente energética fundamental para su correcto funcionamiento.

Otro mito común es que comer muchas veces al día ayuda a acelerar el metabolismo y a quemar más calorías. Pero lo realmente importante en este sentido es qué tipo de productos incluimos en las cinco comidas diarias recomendadas, la cantidad total de calorías consumidas a lo largo del día y la actividad física que realicemos.

Grasas y azúcares: ¿amigos o enemigos?

Cuando hablamos de dieta sana, es fácil que nuestros ojos se centren en estos dos conceptos, pues suelen ser el foco de restricciones cuando pretendemos dar un giro hacia una más equilibrada. Sin embargo, es importante tener en cuenta que son elementos esenciales, que, aunque deben consumirse con moderación, no hemos de desterrar.

Respecto a las grasas, las más recomendables son las grasas mono y poliinsaturadas, más saludables para el corazón y las dietas que las grasas saturadas y las trans. Este tipo de grasas “buenas” se encuentran sobre todo en los aceites vegetales, frutos secos como nueces y almendras, aguacates, semillas de lino, chía, calabaza y girasol.

En cuanto a los azúcares, es importante diferenciar entre los añadidos y los naturales. Los azúcares naturales, como los encontrados en las frutas, son una fuente de energía importante y deben incluirse en una dieta equilibrada. Por su parte, los azúcares añadidos, como los encontrados en los postres, deben consumirse con moderación. Por ejemplo, podemos premiarnos de vez en cuando con una auténtica Yema de Santa Teresa, que es un dulce 100% natural y elaborado como en casa 😊.

Claves para una alimentación sana

Podemos concluir que las claves para una alimentación saludable son: elegir alimentos de todos los grupos, limitar el consumo de grasas saturadas y trans, consumir azúcares con moderación y realizar cinco comidas diarias.

También es importante prestar atención a las porciones y elegir las opciones más saludables cuando sea posible, fijándonos siempre en las etiquetas y vigilando que no incluyan ingredientes que no pudiéramos tener en nuestra cocina.

Y si te falta tiempo, ya sabes que en Santa Teresa disponemos de una amplia gama de recetas y platos preparados elaborados con ingredientes frescos, naturales y sin ningún tipo de añadido