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5 cuadros gastronómicos para levantar tu apetito

5 cuadros gastronómicos para levantar tu apetito

 

A lo largo de la historia, el arte ha servido para reflejar las distintas sociedades de sus autores. Gracias a la música, la escultura o la pintura, hemos podido descubrir hechos históricos, costumbres o grandes personajes. Esto también se hace extensible al mundo de la alimentación. Son incontables las obras que, desde la Edad Antigua hasta nuestros días, nos han ido relatando qué y cómo comían nuestros antepasados.

En el artículo de hoy del blog de Santa Teresa, queremos invitarte a realizar un recorrido a través del pincel de algunos de los pintores más importantes, para que no solo puedas contemplar, sino también paladear cada uno de sus trazos.

Comida en la barca de Joaquín Sorolla

Comenzamos este recorrido gastronómico de la mano de uno de los artistas españoles más destacados del siglo XIX. El pintor valenciano logra, gracias a sus juegos de azules y tonos pastel, evocar con cada obra el mar, tan relacionado con la tierra que lo vio nacer.

El cuadro data de 1898, dentro de una serie de obras titulada “aún dicen que el pescado es caro” donde trataba de reflejar la sociedad de su época. En él, podemos ver a un grupo de pescadores que almuerzan en su propia embarcación. La comida en sí es una incógnita, salvo los trozos de pan que se pueden apreciar con claridad. Pero si atendemos a la alimentación de los jornaleros de fin de siglo, podemos intuir que lo acompañen de carne o pescado en salazón, o tal vez, de legumbres cocidas, como las habas, muy típicas del mediterráneo. Sorolla pasó temporadas en Ávila en compañía de artistas como López Mezquita y fueron varias las ocasiones en las que se le vio participar en las conocidas tertulias La Flor de Castilla, nuestra pastelería más antigua.

Comida en la hierba de Claude Monet

Esta preciosa estampa veraniega refleja los albores de la Belle Epoque francesa, donde el refinamiento, la alegría y los dispendios, estaban presentes en el día a día de las clases burguesas. Claude Monet es considerador fundador del impresionismo y probablemente el autor que más y mejor lo plasmó.

Sobre el mantel podemos observar algunos detalles. Por supuesto el vino, que no puede faltar en ninguna celebración francesa. Se aprecia lo que parece ser una quiche-lorraine, tan típica del norte del país galo y un plato con pollo que podría ser otro de los clásicos franceses, el coc aun vin.

 

 

Pasteles de Wayne Thiebaud

Damos un salto en el tiempo y nos situamos a mediados del siglo XX, en la época del Pop Art, donde destacaron artistas como Andy Warholl con sus icónicas sopas enlatadas. Pero hemos buscado algo menos popular y que tal vez no conozcas. Se trata de la obra del pintor de Arizona, Wayne Thiebaud, muy popular por sus cuadros llenos de color.

En este trabajo podemos ver un juego de dulces que bien podría estar en un escaparate de Santa Teresa. Es cierto que echamos de menos nuestras Pastas de Membrillo, pero no están nada mal los dulces ilustrados. La combinación de tonos claros no hace sino destacar lo apetecible de los pasteles.

 

 

La lechera de Johannes Vermer

Sin duda uno de los cuadros gastronómicos más icónicos. Seguro que te suena esa imagen, pues es una de las pinturas más reconocidas del barroco flamenco.

En la imagen vemos como una mujer vierte leche en un cuenco, mientras que a su alrededor quedan extendidos pedazos de pan. Quién sabe lo que estaría haciendo bajo la atenta mirada de Vermer, tal vez un pudding o una sencilla sopa de leche, pan y azúcar. En cualquiera de los casos, esa señora pasó a la historia.

El postre de Pablo Picasso

Finalizamos con el artista español con mayor fama internacional, Pablo Picasso. Sus obras están presentes en museos de medio mundo, desde Australia a Estados Unidos, pasando por Praga, Berlín o Londres.

Pero sin duda, París fue la ciudad extranjera que marcó la carrera del fantástico pintor malagueño. Fue allí donde su inspiración alcanzó sus niveles máximos y la gastronomía tuvo también su espacio. Las verduras, la leche, el pan, los quesos y cualquier producto cotidiano que consumía, eran sensibles de ser incluidos en sus obras.

Un ejemplo de ello es el cuadro que te presentamos titulado “El postre”, donde se puede contemplar una mesa tras disfrutar de una buena comida. En ella vemos una jarra de cerveza, una copa de vino volcada, frutas y lo que parecen ser ostras con limón. Según los historiadores, no solo era un gran artista, sino también un ilustre gourmet, apasionado de los dulces. Quién sabe, tal vez nuestras Yemas de Santa Teresa fueran una de sus debilidades.