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Cinco mercadillos navideños alrededor del mundo

Cinco mercadillos navideños alrededor del mundo

 

La Navidad es, sin duda, la época más entrañable del año. Un tiempo para disfrutar de la compañía de todas esas personas que hacen que nuestro día a día sea un poquito más feliz. También son semanas de compartir, viajar y disfrutar de un tipo de turismo diferente.

Cuando llega diciembre las ciudades cambian. Lo vemos en cada esquina, con las luces de colores iluminando las frías noches, los escaparates de las tiendas iluminadas o los miles de belenes que se pueden disfrutar. Como sabemos que te gusta descubrir nuevos rincones y hoy vamos a recomendarte desde el blog de Santa Teresa una de esas experiencias que solo ocurren en diciembre: los mercadillos de Navidad. Se trata de una tradición muy marcada en diversos lugares del mundo, donde se respira su esencia y espíritu, pero no solo eso, también se saborea. Acompáñanos en este viaje tan especial.

Winter Wonderland: un parque temático en pleno Londres

Londres tiene un aura especial que embriaga al turista gracias a la infinidad de tesoros que acoge. Decía el doctor Samuel Johnson que “un hombre cansado de Londres, es un hombre cansado de la vida” y no es para menos, porque la capital de Inglaterra siempre nos guarda un último viaje.

Y un buen motivo para ir es la Navidad. La manera de guardar y cuidar las tradiciones que tienen los ingleses es envidiable. De este modo, cada año en el majestuoso Hyde Park, se pone en pie una enorme feria navideña, con atracciones y mucha, mucha comida. Es cierto que la mala fama de la gastronomía inglesa es un tópico bastante extendido, a pesar de que su oferta culinaria, fruto del mestizaje de sus habitantes, es enorme.

Tal vez la bebida más tradicional de la época es el mulled wine, o lo que es lo mismo, un vino especiado que se toma caliente. En realidad, es muy similar a nuestra sangría, pero las húmedas y bajas temperaturas de la City hacen que se consuma así. Se convierte en una tabla de salvación para las jornadas más frías.

Winter Glow: una Navidad de cuento en Brujas

Quien haya tenido la suerte de dejar sus huellas en la capital de Flandes Occidental, sabrá que Brujas podría ser cualquier escenario de los cuentos de nuestra infancia. Para muchos es una de las ciudades más bonitas de Europa, gracias a su inmaculado centro urbano y un legado histórico que ha sido protagonista de grandes hitos del viejo continente. Sus aires delicados y bucólicos se multiplican con la llegada de diciembre.

Cada año se celebra el festival de invierno Winter Glow, con pistas de patinaje sobre hielo, iluminaciones nocturnas y mercadillo. Pero si algo reina en los puestos de comida callejera en Bélgica son dos cosas; las patatas fritas y los gofres. En Bélgica, las patatas fritas (frites) son toda una religión, se combinan con multitud de salsas y tienen fritura doble. Algo similar ocurre con los gofres, que se consumen tanto al natural, como con infinidad de frutas y otros toppings.

Lisboa en Navidad: el espíritu de estas fechas en el corazón de Portugal

Lisboa desprende aroma añejo y calor fraternal. Es una ciudad colmada de encanto, que guarda en cada calle un recuerdo y por sus esquinas aún siguen resonando los fados. En las vísperas de Navidad, la ciudad cambia y por cada plaza se pueden visitar encantadores mercadillos que no hacen sino poner en liza el sentir de sus gentes.

El de la plaza de Rossio o el de la plaza de toros, son muy típicos. Además, tienen su propia versión del Wonderland Londinense en el parque Eduardo VII que han sabido adaptar de una cultura muy diferente. ¿Y qué hay de la comida? Pues bien, en Portugal son verdaderos artistas de los postres, y en esta época, el bolo rei es la estrella, un dulce parecido a nuestro roscón de reyes y que se suele acompañar con frutos secos. Además, como no puede ser de otra manera, no pueden faltar los pastelitos de bacalao, unas deliciosas croquetas de este pescado tan típico del país vecino.

Nueva York: del Winter Village al Union Square

La ciudad que nunca duerme está marcada en mayúsculas en cualquier lista que hable de los mercados navideños. Y es que en pocos lugares se viven estas fechas con la grandeza de Nueva York. Porque ese es el término que mejor lo define, en Estados Unidos todo se hace a lo grande y la Navidad en este rincón del mundo es un espectáculo.

Winter Willage es el más icónico de todos los mercadillos de la ciudad. Desde finales de octubre y hasta Año Nuevo podemos disfrutar de sus más de cien puestos de regalos y comida, así como de una pista de patinaje sobre hielo. Todo ello, claro, rodeado de los enormes rascacielos del Midtown.

Otro de los clásicos es el Union Square, no en vano, lleva celebrándose desde hace más de veinticinco años y ya es toda una tradición. Música en directo, duendecillos, Papás Noeles, renos y mucha comida. Los bastones de caramelo, las galletas de jengibre, el ponche de huevo o el jamón glaseado, tal vez te suenen de las películas del sábado por la tarde, pero realmente es lo más típico en Nueva York. Si te gusta el cine y la gastronomía, no puedes dejar de planear un viaje a la costa atlántica.

Buenos Aires: la Navidad en verano

Pero si hay un sitio en el que la Navidad es diferente, ese es el hemisferio sur. Nuestro viaje finaliza en un país que nos encanta, como es Argentina. ¿No te has preguntado cómo sería la Navidad si se celebrara en verano? Pues allí lo saben bien, pues de diciembre a marzo es su época estival. De hecho, las temperaturas medias de Nochebuena se sitúan alrededor de los treinta grados.

Si pensabas que esas fiestas apenas tendrían seguimiento en Buenos Aires, estás en un error. De hecho, el barrio de Palermo alberga un auténtico espacio de ocio para esas fechas con músicos, actividades para niños y foodtrucks. Además, en el parque Thay se puede visitar la mismísima fábrica de juguetes de Papá Noel. ¿Pero, qué comen las familias en una Navidad calurosa? El plato típico es el llamado Vitel Toné, una receta de ternera de origen italiano que se consume fría. También son típicos los tomates rellenos, además de los helados y los turrones.