¿Cómo se refleja la salud en mi peso?
Aunque es algo que sucede durante todo el año, en los meses que rodean al verano está mucho más presente. Hablamos de la obsesión por la báscula, algo que se convierte en un medidor de salud para muchas personas. Pero, ¿es realmente un factor que determina lo sanos que estamos? ¿Si alcanzamos una determinada cifra podemos bajar la guardia?
En este artículo de Santa Teresa vamos a abordar este tema para darnos cuenta de la gran importancia que tiene la alimentación en nuestro bienestar, así como para conocer los medidores más adecuados para saber cómo nos encontramos. ¿Nos acompañas?
¿Qué es el peso de una persona?
En primer lugar, hemos de tener claro que el peso de una persona no es capaz por sí mismo de determinar el estado de salud de una persona. De manera científica el peso es la fuerza con la que la Tierra atrae a un cuerpo, por acción de la gravedad.
Es tan solo un dato que de forma individual no dice nada. Para que lo entiendas, te ponemos el ejemplo de las temperaturas: diez grados no nos indican si es una temperatura normal hasta que sepamos si la información se ha recogido en Noruega o en Guinea Ecuatorial, además de la época del año y otras consideraciones.
Para determinar si existe sobrepeso en una persona debemos dirigirnos a otros conceptos como el IBW (Siglas en inglés de peso corporal ideal) determinado en 1973 por el científico B.J. Devine o el IMC (Índice de masa corporal) que vinculan diferentes aspectos y una escala de valores.
Este último, tal vez el más utilizado en nuestro entorno, se calcula dividiendo la masa entre la estatura al cuadrado. En su tabla, un resultado entre 22,5 y 25 nos indicará que estaremos en el peso adecuado de acuerdo con lo propuesto por la OMS.
¿Qué dice el IMC sobre nuestra salud
Cuando nos encontramos dentro del rango de sobrepeso u obesidad nuestras alarmas deberían de saltar de manera inmediata. Olvidemos el concepto estético, que también juega su papel, y centrémonos en la salud. Nuestro organismo nos está avisando de que algo no va bien.
Nos estamos exponiendo a multitud de dolencias y enfermedades que derivan de esta situación. Algunas de las más habituales son la diabetes, la hipertensión, problemas respiratorios o de vesícula.
No es oro todo lo que reluce
Pero atención, porque estar dentro del rango adecuado de IMC tampoco es garantía de salud, ya que los datos están sujetos a las variaciones habituales de nuestro organismo. La retención de líquidos, los problemas estomacales, la deshidratación, la musculatura o la estructura ósea también juegan su papel.
Por ejemplo, un deportista profesional tiene un tejido muscular muy desarrollado sin apenas grasa, pero su IMC estará por encima del recomendado ya que su peso será mucho más alto en lo relacionado a su estatura. Esta situación, pero a la inversa, también puede pasar en las personas con huesos débiles o que están desarrollando alguna enfermedad, donde en apariencia están en valores correctos, pero en realidad su estado de salud no es el mejor.
Es cierto que en el mercado existen básculas de uso doméstico que nos pueden dar algún dato más completo y orientado, como las bioeléctricas, pero no nos debemos fiar.
Entonces, ¿cuál es el método más fiable para controlar nuestra salud? Sin duda realizarse un chequeo médico al menos una vez al año, donde no solo podamos medir nuestra grasa corporal, sino todos los elementos que van relacionados con el peso a través de analíticas y otras pruebas.
Consejos para mantenernos sanos y con un peso equilibrado
En Santa Teresa queremos verte bien, ese es nuestro objetivo. El bienestar de las personas debería estar subrayado en la lista de prioridades diarias. Como ves, no hablamos de que el bikini o el bañador nos queden bien, sino de ganar calidad de vida y evitar enfermedades.
Si has seguido con asiduidad nuestro blog, las claves ya las conoces. La primera es realizar ejercicio físico con regularidad, basta con media hora al día de una actividad cardiovascular. Puede ser tan sencillo como salir a trotar o regresar caminando desde el trabajo. Por supuesto te animamos a participar en deportes de equipo, apuntarte a clases colectivas o cualquier actividad que te motive y te ayude a mantenerte en forma. Sea como sea, hemos de estar activos y evitar el sedentarismo dentro de lo posible.
Pero la más importante, sin duda, es la alimentación sana. Consume productos frescos, a poder ser de temporada y evita los ultraprocesados de baja calidad. Es muy fácil diferenciarlos, basta con ver la lista de ingredientes y comprobar si presentan alguno que tú no utilizarías en casa. Por ejemplo, los Gazpachos o las Cremas de Verduras Santa Teresa elaborados con hortalizas frescas, AOVE y sin conservantes ni aditivos.
Recuerda que somos lo que comemos y lo principal es que tanto tú como tu familia os encontréis bien. Para ello no hay nada como establecer un patrón de vida sana, permitiéndose de vez en cuando algún capricho y disfrutando de las pequeñas cosas. De esta manera, te resultará mucho más fácil sentirte bien.